La Tribuna de Bencho: Futglobalización

Un verdadero bombazo el de esta semana fue el anuncio del acuerdo de cooperación entre CONMEBOL y CONCACAF. Quizás la primer gran consecuencia del nuevo modelo de Copa del Mundo.

Como muchos ya saben, el próximo mundial tendrá 48 equipos y más allá de los defensores y detractores de esto, todos deben adaptarse a esta nueva condición. El continente americano en pleno tuvo muchas motivaciones que lo llevaron a que sus dos confederaciones decidieran dar este paso.

La lucha de Conmebol con UEFA por la supremacía mundial en las últimas décadas se inclinó hacia el viejo continente. El título argentino es un resurgir americano en esta dinámica que parecía perpetuar el dominio europeo, sin embargo, tanto en clubes como en selecciones es inevitable pensar en Europa cuando se menciona el fútbol de primer nivel.

Por su parte Concacaf como anfitriona de la Copa Mundo “United”, dentro de sus objetivos está no ser simplemente el que presta la casa para la fiesta y sabe que debe tener una mejoría superlativa para inclinar a su favor el tema deportivo en estos tres años.

Las dos confederaciones suman 12 cupos directos, más la posibilidad de añadir uno o dos equipos más en la fase de eliminatoria continental, de cara a la Copa Mundo 2026. Claramente quieren que la próxima cita no solo represente un aumento de cupos, también buscan una mejora de calidad que les permita ser protagonistas y un poco más allá de eso, perpetuarla en el tiempo.

Seguramente no faltan voces que no estarán de acuerdo, argumentando que la diferencia de niveles pone en desventaja a Suramérica, o que el tema de distancias recorridas o las diferencias económicas pueden hacer que esto sea un intento fallido. Pero hay varios puntos que considero benéficos para las partes.

Estados Unidos como anfitriona de espectáculos

Quizás el punto más débil de Conmebol es su idoneidad para una logística de eventos de gran nivel. Desde la organización del evento en sí, como detalles no menores como la calidad de los escenarios, sedes deportivas, infraestructura vial y hotelera. La región hace rato quedó rezagada frente a Europa, y perdió terreno con otras regiones del mundo.

Es la oportunidad perfecta para aprovechar la experticia de Estados Unidos en este ámbito. Han recibido y organizado una gran cantidad de eventos deportivos. Si hay alguien de quien se pueda aprender sobre la logística que implica recibir una Copa Mundo o llevar a un siguiente nivel a las competiciones de la región, son los norteamericanos.

Comparación real de niveles

En Conmebol se peca de arrogancia, al mirar por encima de hombro a la Concacaf. La subestimación es recíproca, ya es legendaria la opinión del público mexicano hacia su supuesta superioridad frente a los equipos sudamericanos. Ambas opiniones, que parten de antiguas colaboraciones, son solo eso, opiniones.

Se especula que Concacaf sería la más beneficiada, al poder enfrentar rivales más “poderosos”, pero el fútbol nunca deja de sorprendernos. ¿Será que las selecciones que en Sudamérica están por debajo de Argentina y Brasil, son inmensamente superiores a los equipos de mayor nivel de Centro y Norteamérica? Solo en la cancha y con sus mejores argumentos futbolísticos podrá corroborar o derribar este mito.

Mujeres al poder

Este es uno de los aspectos más relevantes. Mientras que a nivel local los dirigentes siguen infravalorando el futbol femenino, el acuerdo entre Concacaf y Conmebol las tuvo en cuenta. Parece que todos en el mundo conocen y confían en el potencial de la competencia femenina, todos excepto los de Colombia.

Adaptación

Tanto en el sur como en el norte, esta dinámica y el disputar torneos en los mismos escenarios en los que se jugará la Copa del Mundo, son una excelente oportunidad para que los equipos que clasifiquen lleguen mucho más adaptados para el 2026. Realmente una ventaja competitiva frente a las demás confederaciones.

Cultura Panamericana

Independiente de la separación política Norte-Sur, y de la diversidad cultural e idiomática, todo el continente tiene más cosas en común de las que nos pueda dividir. Durante siglos, Canadá y Estados Unidos parecían ser la excepción, pero la migración latina a estos países ha logrado que las generaciones más recientes compartan vínculos sanguíneos y culturales con el resto del continente.

Clubes

Otra de las transformaciones que se vienen es la del Mundial de Clubes. Seguramente Conmebol también quiere que sus equipos recuperen el sitio que tenían frente a sus rivales europeos y Concacaf querrá que uno de los suyos por fin pueda alzar el título de campeón mundial.

Este acuerdo también contempla que los mejores equipos de cada confederación se enfrenten, lo cual los preparará para eventos como el nuevo mundial de clubes.

Negocios son negocios

Todo lo ya mencionado se suma a quizás lo que más les importa a los directivos, el dinero. Y es que la realidad en cualquier proyecto pasa por su capacidad de venderse y su rentabilidad. Una cooperación que genere eventos de más nivel, y los lleve al público que esté dispuesto a pagar por ellos, generará los ingresos que pueden hacer más atractiva a la región para jugadores, patrocinadores y empresarios.

Todo esto en un contexto de crisis global, plantea a América como una región que buscará ser próspera ante la incertidumbre económica futura.

Que todo esto va a generar ingresos, no lo dudo. Que los reinviertan en el desarrollo del futbol del continente… es lo que estará por verse y la única alternativa que hará viable que este acuerdo se convierta en algo más duradero o incluso lleve a que en el futuro todo el continente esté unido bajo una misma confederación.

No soy adivino, pero el éxito de este acuerdo con las dinámicas actuales puede ser viable. Lo que muy seguramente llevará a que las demás confederaciones también busquen alternativas, no enfocadas en replicar la contienda con América. Pero si a entender lo que visionó FIFA con el mundial de 48 equipos, un futbol en el que todos colaboren y participen puede ser una mejor apuesta para el desarrollo global del fútbol. Quizás nuestros hijo o nietos sean testigo de una “World Nations League” que se equipare a la Copa Mundo, y proyectos como la polémica “Superliga”, en unas décadas sea parte del sistema regular de competiciones de futbol. Puede que esta “Futglobalización” sea la evolución natural de la estructura del deporte.

Rubén Casas

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