El ciclismo fuera del Tour

Una tendencia del deporte en las primeras dos décadas del siglo XXI fue cómo los más grandes de cada deporte siguieron con su nivel a edades muy avanzadas para lo que era tradicional. Llámense Roger Federer, Michael Schumacher, Lebron James, Tom Brady o Alejandro Valverde: todos grandes deportistas que llegaron a edades muy avanzadas compitiendo a un altísimo nivel. Pero en la década de los 2020, la pandemia y el cambio del deporte han inundado todo de jóvenes. Y en el ciclismo eso es más que evidente.

Véase no más a Egan Bernal. Un corredor que a duras penas llega a los 26 años, la misma edad del ganador del Tour, Jonas Vingegaard. Mientras el danés pelaba pescados y competía casi de amateur, el colombiano ganaba el Tour de Francia 2019 y parecía uno de los indicados para dominar las carreras de tres semanas. Solo cuatro años más tarde, con el gravísimo accidente que sufrió, es de celebrar que haya llegado a la meta del Tour. Dos horas detrás de la punta y en el puesto 36, pero llegó a París.

Podría decirse que Egan ya es un corredor amortizado para un equipo Ineos que encontró a Carlos Rodríguez, que con 22 años es la nueva estrella del equipo británico y del ciclismo español, nada menos. Egan fue fiel escudero para Rodríguez, y eso habla bien no solo del de Zipaquirá, sino de la dirección de su equipo, la misma que en su momento hizo que Geraint Thomas, vigente ganador del Tour, apoyara a Bernal y su camiseta amarilla.

Pero hay la misma sensación de “amortizado” con Tadej Pogacar, que luego de esa apabullante derrota en la contrarreloj del pasado martes se cayó y perdió cinco minutos al día siguiente. Básicamente, queda la duda de si alguna vez Pogacar le podrá ganar a Vingegaard, visto el resultado final del Tour. Casi 8 minutos de ventaja, algo de los tiempos de Indurain.

¿Está amortizado Pogacar, con 24 años de edad no más? Yo diría que no. Es que hay que recordar la temporada del esloveno: Andalucía, París Niza y tres etapas, Flandes, Amstel Gold y Flecha Valona. Se cayó en la Lieja-Bastogne-Lieja y volvió al Tour con dos etapas y segundo lugar. Y el 5 de agosto, en el Mundial de Glasgow, parte como uno de los mayores favoritos para el título. ¿Para quién es esto una mala temporada? Más con un ciclista que desde los 20 años, en la Vuelta 2019, apareció al gran público con tres victorias en la Vuelta y amenazando el podio de Alejandro Valverde, que podría ser su padre.

Por supuesto, el año de Tadej es un fracaso para quien ve el ciclismo solo como el Tour, un mal característico de muchos aficionados en todo el mundo y que Armstrong empeoró con su estilo de planear las temporadas. El texano solamente participaba en el Tour y sus carreras de aproximación: corrió una Vuelta a España en 1998, recién retomando su ritmo tras el cáncer, y un Giro en 2009, dos años después de su primer retiro. Eso sí, tomó la partida en 13 Tours, con las anulaciones que sabemos.

Es esta una de las grandes maravillas de Pogacar, esa obsesión con el dominio total de la temporada que motivó tantas comparativas con Merckx cuando llegó. Tal vez en el Tour encontró su rival generacional e incluso no le pueda ganar. Pero eso no hace que pueda entrar a la gran historia del ciclismo. Gente como Tony Rominger, que ganó tres Vueltas a España pero no pudo con Indurain en el Tour, o Felice Gimondi, que solo ganó su primera grande en París y luego se hizo a tres Giros y una Vuelta, dan un ejemplo.

Uno más reciente es el de Nairo Quintana: ¿qué no puede conseguir el maillot amarillo? Pues Giro, Vuelta y todas las carreras de una semana posibles, y de no ser por su director, un obsesionado por el julio francés, posiblemente hubiera tenido unas Ardenas o una Lombardía en sus piernas. Aún así, los que centran todo el ciclismo en llegar de amarillo a los Campos Elíseos de París, desde Unzué para abajo, no han dejado de ver cierto tufillo a fracaso en la carrera de Nairo por no ganar el Tour.

El caso es que lo de Pogacar está lejísimos de ser un fracaso: cuatro Tours, dos victorias, dos segundos puestos. Corre el riesgo de estrellarse como Gimondi contra Merckx, como Rominger contra Indurain o como Jan Ulrich, otro que ganó jovencísimo el Tour antes de que apareciera su rival generacional, con su muralla particular hecha en Dinamarca. Pero afuera del Tour hay vida, y en dos semanas lo podremos volver a ver. Tal vez, saliendo de arcobaleno, y ojalá defendiendo en el 2024 sus triunfos flamencos en vez de centrar su año en tres semanas que tienen a su rival generacional como gran obstáculo.

Otro que se dio cuenta de que hay vida fuera del Tour es Jonas Vingegaard, que correrá la Vuelta a España. Allí se dará un interesantísimo duelo dentro del Jumbo, entre un Primoz Roglic que va por el récord histórico de victorias en la ronda ibérica, y el doble ganador del Tour. Eso sin contar todos los que vienen a tratar de salvar la temporada, como Evenepoel (ojo con Remco, y ojo con los rumores que lo ponen en el Ineos o el Israel) o Gaudu. Que nada, hay más ciclismo y lo que se viene va a ser también interesantísimo.

Adenda. No hay mucho que decir sobre la sanción preliminar que le puso la UCI a Miguel Ángel López, más allá de que los ciclistas colombianos parece que olieran feo en la UCI. Ante cosas escabrosísimas como el casi infarto que sufrió Sonny Colbrelli después de una etapa de la Vuelta a Cataluña 2022, nada, son cosas que pasan. Pero con un Supermán que llevaba los mejores registros del año en el UCI America Tour, ahí sí caiganle con toda. No ayuda que el pelotón colombiano tenga muchísimas dudas en el mundo por sus prácticas oscuras, ni las relaciones con médicos y directivos sucios. Como mínimo, los últimos sancionados con algo de peso sean dos corredores de primer nivel colombiano demuestra, como el propio López decía, que somos “los mismos tontos de siempre”. En todos los sentidos.

Juan Manuel Reyes
Últimas entradas de Juan Manuel Reyes (ver todo)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *