Pequeños mordiscos para atacar el gran plato

Una de las cosas más sorprendentes de este Tour de Francia remite a 1989. En ese año, dos de los más grandes de la historia del ciclismo, Laurent Fignon y Greg Lemond, pelearon todos y cada uno de los días para conseguir el tercer título para el francés o el segundo para el norteamericano. El remate no pudo ser más dramático: ocho segundos para Lemond obtenidos en el mismísimo Paseo de los Campos Elíseos, en una contrarreloj final que no se ha repetido desde entonces.

Hoy en día, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard pelean de una manera tan estrecha como lo hicieron hace 34 años Lemond y Fignon. A diferencia de ese entonces no hay un cambio tan drástico entre generaciones: “El Profesor” era un ciclista de los de antes, terco en sus tradiciones, corriendo a impulsos, mientras que el norteamericano utilizó la ciencia de la aerodinámica, los materiales y lo que hoy en día llamamos “ganancias marginales” para conseguir ese puntito extra. Y le valió 58 segundos en la crono final.

Esas ganancias marginales hoy son las bonificaciones, tanto al final de la etapa como en los puertos. Y si Vingegaard atacó con mucha fuerza el día de la primera etapa de montaña, ya en el lejano Tourmalet, Pogacar ha usado todas las montañas posibles para tratar de sacar alguito. El mejor ejemplo fue el pasado domingo en el Puy de Dome: en la estrechísima y durísima montaña que mira a Clermont-Ferrand, atacó para sacar ocho segunditos y así ha ido recortando de a pocos. Tiene 10 segundos de desventaja este lunes, pero ha ganado 18 a punta de bonificaciones.

¿Señal de que está mal? Para nada. El tercero, un jovencísimo y sorprendente Carlos Rodríguez, que se subió al podio con un excelente desempeño en el Joux Plane, está a más de 5 minutos. A diferencia del 89, donde Pedro Delgado podría haber terciado en la pelea de no perder tres minutos en el prólogo de Luxemburgo, este año no hay un tercero con las piernas del esloveno o el danés.

Lo intentó en su momento Jai Hindley pero se fue hundiendo de a pocos. También lo intentó Rodríguez armado con una bobada de gregarios: Egan Bernal, Tom Pidcock, Daniel Martínez y Jonathan Castroviejo, pero ni la guardia pretoriana del Ineos ha servido para romper el dominio asfixiante que ha tenido el Jumbo-Visma para proteger a Vingegaard. Valga anotar que Wout van Aert viene imperial, y un teórico gregario como Sepp Kuss está sexto.

Aún así, hay duelo. Los 22 kilómetros de contrarreloj de este martes, entre los que se incluye un puerto de segunda categoría, pueden darle ventaja al esloveno, pero en montaña Vingegaard está más fuerte. Y todavía quedan: el miércoles, meta en Courchevel tras paso por el Cornet de Roselend y el Col de Loze, allá donde ganó Supermán López en 2019. Y el sábado una brutalidad de día en los Vosgos con tres puertos de segunda y dos de primera, incluyendo un paso a Alemania.

¿Quién es el favorito? Creo que ni ellos mismos lo saben. Este domingo en la llegada a Saint-Gervais, a los pies del histórico Mont Blanc, Pogacar intentó probar a Vingegaard y no lo logró separar. Que es la historia de casi todos los días: solo ataques de a cinco, seis, diez segundos. Y los podios. Si Jonas había intentado ganar el Tour de un solo golpe, Tadej está tratando de ganarlo a los puntos. Y todavía quedan varios rounds.

Adenda. Este año el Campeonato Mundial de Ruta se correrá en un superpaquete con todas las disciplinas en agosto, lo que hace que muchos corredores estén de hecho haciendo su preparación para el Mundial en el Tour. Dicen que entre ellos están van Aert, Alaphilippe y Mathieu van der Poel. Pero de preparación para los colombianos no se escucha nada. ¿Qué equipo vamos a presentar en Glasgow? ¿Llevaremos un corredor desempleado y uno que aparentemente corre ante amateurs?

Juan Manuel Reyes
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