Desde hace algunos años, los premios de fútbol se volvieron predecibles, mediáticos y, hasta cierto punto, falsos.
Se anuncia el The Best 2020 e, inmediatamente, se levantan voces de protesta y desconfianza. Más de lo mismo dicen muchos, otro premio arreglado, dicen otros. A mí me pueden incluir en esa lista. Hay candidatos que no merecen estar ahí y que parece que quienes toman las decisiones al momento de hacer las nominaciones estuvieran siguiendo libretos agendados por los medios y el dinero.
Es innegable que todos los nominados, en todas las categorías, son excelentes jugadores o entrenadores, pero, de ahí a ser los mejores de 2020 es otra cosa. Además, hay otros que, si el premio fuera realmente al mejor del año deberían estar nominados y, tristemente, brillan por su ausencia.
Vamos a empezar por los nominados a mejor jugador de la temporada. Creo que Lewandowski es un justo nominado y sería el más justo ganador. Los otros dos, Cristiano y Messi, no tienen por qué estar ahí, al menos no en el 2020. Cristiano no ha perdido su forma, es cierto, lleva 40 goles en 40 partidos con la Juventus italiana, mantiene grandes números, pero, no ha sido para el equipo turinés ese jugador desequilibrante que gana partidos y campeonatos, como lo fue en el Real Madrid.
A Messi le voy a dar un párrafo aparte, no por la importancia del jugador, todo lo que contrario, porque es el que más razones tiene para ser excluido de la lista de nominaciones justas. Hace mucho no es determinante con el Barcelona, no está cerca de marcar los goles que hacía cuando el equipo blaugrana ganaba todo en Europa y, además, es un elemento complicado en el vestuario. Dicen que está triste, que juega sin ganas, que no está motivado; pero se olvidan que es un profesional al que le pagan por hacer bien su trabajo y eso no lo está haciendo. Lionel Messi no debería estar nominado al The Best 2020 porque en el año del Covid no está, para mí, ni siquiera entre los mejores 20 jugadores del mundo.
Ahora, varios jugadores que merecían estar entre los tres mejores no lo están y ahí también habría una injusticia. Immobile, Haaland y varios jugadores de ese Bayern arrasador se merecían mucho más esa nominación. El italiano fue bota de oro por encima, incluso, de Lewandowski y Haaland se convirtió en la llave del gol del Borussia Dortmund, no debieron quedarse por fuera.
Hablemos un poco del premio al entrenador del año. Dos justos candidatos y uno que, creo, se coló más por moda que por méritos. Flick y Klopp tienen el puesto más que ganado por lo realizado con el Liverpool y el Bayern. Pero, Marcelo Bielsa se gana la nominación por ascender al Leeds a la Premier, nada más. Nadie le quita que sea buen entrenador, pero ascender a un equipo no lo convierte en el mejor técnico del año. Se quedan por fuera Gasperini o Nagelsmann que, realmente, hicieron cosas que pocos técnicos logran como poner a pelear la Champions a equipos como el Atalanta que nunca la había jugado o el RB Leipzig que la jugaba por segunda vez en su historia.
Las otras categorías, creo, son un poco más justas, siempre dentro de los gustos personales y los números que varían, pero más centradas que las dos que comento más arriba.
Que falta me hace el fútbol de finales de los 90 y principios de siglo, un fútbol donde la cantidad de estrellas era incontable, donde los premios realmente se los llevaba el que mejor estuviera en ese momento y donde las estrellas brillaban con luz propia y no solo con los reflectores mediáticos y del marketing. No todo tiempo pasado fue mejor, pero, en este caso, hace falta el fútbol de equipo, para estrellas individuales está el tenis.
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