Inicia el mundial en uno de los contextos más complicados. Un país con tradiciones controvertidas y en contravía con las libertades individuales, en una época del año que impactó en los calendarios mundiales -hace menos de 7 días había jugadores que estarán en Catar disputando sus ligas- posiblemente causando que jugadores sufran de lesiones días previos al debut.
Dentro de todo este ambiente denso como el calor de Doha, sigue pesando lo que pasó detrás de “la fiesta”, desde los escándalos de soborno para la elección de sede hasta las condiciones precarias y esclavistas que llevaron a la muerte de miles – aproximadamente 6.500- de obreros que participaron en las diferentes construcciones de infraestructura para la cita.
“El mundial más manchado de la historia” dicen algunos, olvidando que en la historia tuvimos citas futbolísticas en las que gobiernos fascistas, coronas reales y/o dictaduras militares, algo tuvieron que ver en como se desarrolló el mundial.
Recientemente uno de los artistas musicales -Maluma- fue cuestionado por ir a hacer su espectáculo en Catar, básicamente lo critican por hacer su trabajo, y lo hizo un periodista que está haciendo justamente hacer eso, ir a Catar a hacer su labor. Ese caso es perfecto para ilustrar la feria de la doble moral.
Nadie está en condiciones de negar las cosas gravísimas que ocurrieron, y aunque se desconoce que pasará después que acabe el mundial, quienes tenemos algo de edad dudamos que la justicia llegue a investigar y hacer pagar culpas a quienes deben asumirlas.
Al abrir las redes sociales observamos a una gran cantidad de cuentas que se presentan como adalides de la moral, llaman al boicot -ok, dentro de las libertades y elecciones cada uno elige que ver y que no- pero entre ellos muchos estarán en sus dispositivos conectados desde que Catar y Ecuador pateen el primer balón. Algunos creen que usar un hashtag #BoicotCatar los hace de inmediato buenas personas, seres superiores al resto.
El mensaje de FIFA es claro, no politicemos. Pero acá también la doble moral aparece. ¿Si no debemos politizar el futbol, que pasó con la Selección de Rusia? Las recientes declaraciones de Gianni Infantino solo pasaron como un intento fallido de mostrar inclusión desde el respeto al organizador e intentar desviar las críticas, cuando sabemos que históricamente FIFA tiene netamente motivaciones económicas.
¿Ver o no ver el mundial? No verlo es una alternativa y acá en la Tribuna no se pretende adoctrinar o convencer. Para nosotros los futboleros -sin olvidar el contexto- presenciaremos un evento que despedirá a muchas figuras, entre ellas las dos más mediáticas y relevantes de los últimos 10 y 15 años. Messi y Cristiano Ronaldo difícilmente jugaran algún otro torneo con sus selecciones, imperdible.
La mística de la Copa del Mundo termina llevando alegría en los pueblos tristes y consuelo a aquellos que sufren, el crítico promedio te dirá “el fútbol es el nuevo opio del pueblo”. Amigo, si piensas de esa forma, respetable pero entonces abstente de consumir cualquier contenido futbolero, quien ve algo que no le gusta es por que disfruta amargarse solo. No olvide que el que esté libre de pecado…
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