¿Se acabaron las excusas con el fútbol femenino en Colombia?

Colombia ganó el segundo lugar de la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA en India, un logro impensado por muchos ante las difíciles circunstancias de ese deporte en el país.

Linda Caicedo no tiene que ofrecerle excusas a nadie. Periodistas, aficionados y directivos debemos agradecerle a la referente por un año increíble, siendo a sus 17 años una estrella de proyección global. Sin embargo, ¿cuántas deportistas con ese talento no se pierden año a año?

Los procesos de formación en el fútbol femenino aún son débiles, por lo que se debe agradecer primero que todo a los clubes formadores como Gol Star, Formas Íntimas y la Liga Vallecaucana de fútbol, por poner algunos ejemplos. El tema de fútbol masculino y sus procesos formativos dará mucho de qué hablar en 2023 con total seguridad.

Es cierto que hubo apoyo de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) a esta selección Sub-17, a la Sub-20 que fue cuartofinalista en Costa Rica y la de mayores que fue subcampeona de la Copa América Femenina realizada en Colombia, pero los procesos y las garantías no son los idóneos para lo alcanzado hasta el momento, que no necesariamente es con las uñas, pero a todas luces insuficiente.

El maltrato hacia ellas ocurre sin sonrojo alguno. Ramón Jesurún, presidente de la FCF, dijo que la Sub-17 recibiría premios por ser jugadoras “amateur”, lo cual contrasta con el beso que le brindó a Linda Caicedo durante la premiación. Contrastan las declaraciones del pasado de Álvaro González Alzate contra el fútbol femenino y su presencia constante en los mundiales de Costa Rica e India como delegado. No ha habido ni habrá una disculpa.

Los dirigentes nunca dejarán de figurar y es una realidad a la que las jugadoras se enfrentan muchas veces en silencio, porque quienes hablan pueden ser o son vetadas en varios escenarios (igual que ha ocurrido con muchos periodistas en otros contextos). A la FCF le tocó correr con comunicados y anuncios para tratar de limpiar lo sucedido.

Lo ocurrido con Colombia en el Mundial de la India es un evento histórico y transformador para que el apoyo siga al fútbol femenino, que ha sido el primero en llegar a una Final de una Copa Mundial de la FIFA. La estructura federativa y profesional debería cambiar, pero se vislumbra como un proceso muy difícil.

El fútbol base es manejado por Difútbol (masculino y femenino), con excepción de los Torneos Federativos Sub-17 y Sub-20 de masculino. El próximo paso sería aumentar la base formativa con el amparo directo de la FCF y con protocolos claros para prevenir la violencia de género como ocurrió en el caso de Didier Luna que fue fallado por la justicia, o en el torneo aficionado Copa GVA (fuera del aval federativo) con el caso que involucró a un entrenador del Club Besser, que jugó la final de ese evento con otro nombre para intentar limpiar la situación.

En el profesionalismo se rumora una Liga de febrero a junio de 2023, un escenario igual que en 2022 en el que no se brindan garantías reales de actividad en el año completo, toda vez que en el calendario internacional está la Copa Mundial Femenina de julio a agosto y la Copa Libertadores en octubre de 2023 en Colombia.

Está en la voluntad dirigencial trascender al desordenado calendario internacional del fútbol femenino para brindar garantías reales de competencia, las cuales deberían derivar en garantías laborales.

Se le acabaron las excusas a muchos con el fútbol femenino. Solo el tiempo dirá si existe voluntad real desde la FCF y Dimayor de subsanar los problemas que existen, cambiar los discursos y aprovechar el potencial existente.

¡Qué no se quede en moda!

José Gabriel Celis

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