Polémicas arbitrales, rivales disminuidos por contagios de COVID-19 y decisiones tomadas en el escritorio, hicieron parte de la campaña del vigente campeón del FPC para llegar a una nueva final.
Lo usual cuando hablamos de un equipo que logra su clasificación a una final, es destacar sus virtudes en el campo, su buen juego, su ataque efectivo, su infranqueable defensa o la gran dirección técnica.
Sin embargo, la clasificación del América de Cali está alejada de un alto nivel de juego. Su paso a la final ha sido discreto y ensombrecido por temas extra futbolísticos.
En el todos contra todos, cuando más apretada se encontraba la definición de los ocho cupos que disputaron la fase final, una sanción al Cúcuta Deportiva le brindó los puntos que necesitaba América. Clasificación en el escritorio.
Una derrota en la ultima jornada frente a La Equidad, aumentó las dudas sobre el verdadero nivel que podría demostrar el conjunto dirigido por Juan Cruz Real.
En cuartos de final disputó el clásico colombiano contra Atlético Nacional. La serie inició favoreciendo al equipo verdolaga, pero un conjunto antioqueño disminuido por el COVID-19 y errores arbitrales terminaron inclinando la balanza a favor de ˈLa Mechaˈ.
América fue incapaz de defender su casa en igualdad de condiciones, siendo los factores externos los que menguaron al rival. Los escarlatas hicieron lo suyo y aprovechando la ventaja se mostraron superiores a Atlético Nacional, remontando a domicilio.
La semifinal tuvo un desarrollo similar, un Junior que también se vio afectado por los contagios y decisiones arbitrales controvertibles, terminaron favoreciendo a un América de Cali que a pesar de esto sufrió más de la cuenta para obtener su cupo a la final.
Nuevamente América no logró hacer respetar la localía cuando los dos equipos se enfrentaron en circunstancias iguales. Repitiendo la historia de semanas atrás, los americanos sacaron provecho de las ventajas que les brindaron factores independientes de lo deportivo.
El ultimo rival de América para defender su título es Independiente Santa Fe. El club cardenal ha exhibido mejor fútbol en 2020, pero no es inmune a los males sufridos por Atlético Nacional y Junior en fases anteriores.
América de Cali por su parte, cuenta con la oportunidad de demostrar en los dos partidos de la final que su clasificación no ha sido solo producto de las casualidades y que realmente tiene nivel para alcanzar la estrella número 15 en el fútbol colombiano.
Más allá de la suspicacia que pueden generar estas situaciones en el entorno americano, el cuerpo técnico y los jugadores son los que menos tienen que ver en estos sucesos, lo normal es que ante rivales disminuidos América luciera y fuera superior.
El problema de fondo es lo que se ha mencionado en varias de las intervenciones realizadas en La Tribuna de Bencho. La desorganización que reina en el torneo colombiano que hacen que no pareciera una liga de fútbol profesional.
Permitir que equipos con situaciones financieras adversas puedan competir, exponiéndose al riesgo de dejar incompleto el campeonato, cosa que terminó ocurriendo, es solo uno de los errores que comete la dirigencia deportiva. ¿Se repetirá la historia del Cúcuta Deportivo en 2021 con otro club? El panorama económico no es bueno para el fútbol colombiano no es positivo.
¿Tendremos más equipos que se vean obligados a colocar nóminas alternas e incompletas debido a los contagios? Con la pandemia en curso, lo difícil es que no ocurra. Cronogramas más flexibles, pensando en los deportistas y no en los patrocinadores podrían ser parte de la solución, así como permitir que los equipos puedan inscribir más jugadores. Que un equipo solo pueda presentarse con tres suplentes para un partido no debería pasar en una liga profesional.
Por último, está el manejo del VAR y las decisiones arbitrales. A pesar del apoyo tecnológico, la polémica continua, en parte debido a que la aplicación del reglamento en varias jugadas no parece tener sentido común, sumado a que sigue midiéndose con raseros diferentes. Situaciones que difícilmente cambiaran hasta que exista una verdadera profesionalización del fútbol profesional.
Así como muchas veces uno puede ser victima de las circunstancias, América se ha convertido en un beneficiario de las adversidades contrarias. Ahora en la final está en la obligación histórica de mostrar en la cancha con fútbol su jerarquía de equipo grande. Argumentos tiene y la regularidad mostrada por jugadores como Duván Vergara y Adrian Ramos pueden inclinar la cancha a favor de América desde el punto de vista futbolístico. Por el bien del -ya lastimado- prestigio del torneo, esperamos que, en esta final roja entre cardenales y escarlatas, podamos ver una gran final en los que el verdadero protagonista sea el fútbol.
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