La final de Copa Libertadores a partido único es un perfecto epítome del año vivido por el Mengão. Dos tantos en los instantes finales reivindican ese espíritu de renacer para volver más fuerte que inundó durante todo el año al Clube de Regatas do Flamengo. Un título que sabe a gloria pero sobre todo a recompensa por no rendirse.
Por: Rubén Casas – @Benchobohemio en Twitter
Después de un 2018, en el cual el “Fla” que fue dirigido por Paulo César Carpegiani – reemplazando a Reinaldo Rueda-, Mauricio Barbieri y Dorival Junior terminó con las manos vacías. La afición esperaba que este año las cosas fueran diferentes y el nombramiento en su momento de Abel Braga –Campeón de Libertadores y el Mundial de Clubes con Internacional- como entrenador auguraba que era posible tener una gran temporada.
A finales de 2018 ya se había anunciado el fichaje de Rodrigo Caio. Gabigol, De Arrascaeta y Bruno Henrique se unieron al plantel y junto a las renovaciones de Diego y William Aaron, ilusionaban a los “torcedores”. Flamengo ganó en la pretemporada la Florida Cup y las expectativas iban creciendo.
Sin embargo una tragedia enlutó a la institución, el incendio en el “Nido de Urubu” – alojamiento para jugadores base- en el que fallecieron 10 niños marcó fuertemente al club. Sin embargo, este hecho generó que los seguidores arroparan al equipo y el plantel respondió a ello desde lo deportivo.
En los torneos estatales, el Mengão -aunque vivieron un pequeño susto en semifinales, debido a un malestar torácico de su entrenador que lo envió al hospital- terminaron venciendo por penales a Vasco da Gama en la final y obtuvieron la Copa Río. Nuevamente enfrentaría a Vasco en la final del Campeonato Carioca. Dos victorias (2-0), representaron un nuevo título para Flamengo. Después de la celebración, uno de sus referentes se retira. El defensa Juan, que también jugó en el Bayer Leverkusen, la Roma y el Internacional de Portoalegre daba fin a su carrera y dejó un vacío dentro del plantel.
Muchos no esperaban la extraña situación que prosiguió. A pesar de un buen inicio en Copa Libertadores y su clasificación a Octavos. En el Brasileirao algunos resultados adversos, adicional a una difícil relación del entrenador con la dirigencia y la hinchada causaron la renuncia de Abel Braga y la incertidumbre se apoderó del vestuario.
Asumió en primer momento Leomir de Souza y luego como interino Marcelo Salles, mientras se gestionaba la contratación de quien terminaría siendo uno de los artífices del resurgir del club “O mais querido do Brail”, Jorge Jesus. Además del nuevo entrenador, el equipo se reforzó con la llegada de Rafinha, Pablo Marí, Gerson y Filipe Luis. Jugadores de primer nivel que llegaban con una meta clara: ser campeones de América.
Los resultados positivos empezaron a ser más frecuentes y finalizando agosto, Flamengo asumió el liderato del Brasileirao para no volver a soltarlo, solo ha perdido un partido en el torneo desde la llegada de Jorge Jesus y de no pasar nada extraordinario, se coronaran como campeones de la Serie A de Brasil en esta temporada.
En la Libertadores, el primer partido del entrenador portugués, fue una derrota de visita frente a Emelec, hecho que generó ciertas dudas. Sin embargo, Flamengo se levantó después de ese resultado y después de eliminar a Emelec, dejó en el camino a Internacional y Gremio, para así clasificarse a la final.
La final disputada en el Estadio Monumental de Lima – inicialmente sería en Santiago – era una verdadera prueba de fuego. El rival era River Plate, uno de los clubes más fuertes del continente y campeón de la Libertadores en la edición 2018. Y el inicio del encuentro no habría podido ser más complejo, en el primer cuarto de hora, el equipo argentino ya estaba arriba en el marcador y en el trámite no se veía claro como poder darle vuelta.
Sin embargo nuevamente, el club que se repuso a varias dificultades – extradeportivas algunas de ellas – no bajó los brazos, y un doblete de Gabigol en los últimos minutos le entregó a uno de los clubes más tradicionales de Brasil, su segundo título de Copa Libertadores –el anterior fue en 1981, enfrentando al Cobreloa- y también representó un nuevo título para Jorge Jesus, convirtiéndose además en el segundo entrenador europeo en ganar el torneo –el primero fue el croata Mirko Jozić, con Colo Colo en 1991-.
En estos momentos las calles de Río de Janeiro celebran el triunfo – el cual probablemente se prolongará con el posible título del Brasileirao-, pero el calendario futbolístico continúa. Flamengo como campeón del continente tendrá el reto de devolver al continente el título de Campeón de Clubes – el último sudamericano en hacerlo fue Corinthians en 2012-. El Mengão deberá esperar el triunfador del choque entre el Espérance de Tunis y el Al Hilal.
La Tribuna de Bencho espera que después de 7 años, los clubes de CONMEBOL vuelvan a levantar el trofeo, aunque la tarea no será fácil, Flamengo ha demostrado tener el suficiente espíritu para afrontar este reto. #JogamosJuntos #VencemosJuntos #EsseÉONossoLugar
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