Hoy en día, muchas de las grandes estrellas del fútbol mundial han perdido el norte y son poco conscientes de su realidad y del mundo en el que viven.
Caras largas en los himnos, historias constantes en Instagram, novelas sobre traspasos, líos judiciales por no pagar impuestos. Estos son algunos ejemplos a los que nos tienen acostumbrados las grandes estrellas del fútbol mundial y que toman dimensiones desproporcionadas a partir de las hordas de fanáticos enceguecidos que atacan o defienden con un fervor impresionante todo lo que haga o deje de hacer su ídolo.
A esta realidad se suma el periodismo fanático que pierde objetividad en muchos casos por no cuestionar acciones de estos deportistas o, mejor dicho, profesionales del deporte. Y creo que ahí está el punto central del problema, a las grandes estrellas se les olvidó que son profesionales y que jugar al fútbol es su trabajo, no simplemente un método de esparcimiento.
Comentaba hace poco con amigos que es difícil de comprender que jugadores que están en los mejores clubes del mundo, con salarios astronómicos, un sinfín de comodidades e ingresos por publicidad que a veces superan su salario no se den cuenta que son privilegiados y que hacen parte de una pequeña parte de la población mundial que se dedica al fútbol profesional en esas condiciones. Ya quisiera un juvenil de cualquier pueblo de Colombia tener esas oportunidades y esa vida de lujos y comodidad. Me gustaría saber si estos jóvenes pueden comprender cómo una de estas estrellas puede estar aburrido en esa situación.
Por supuesto, esto no aplica para todos los jugadores y hay algunos que a pesar de tener muchas personas que no los quieren por su forma de ser son ejemplo de profesionalismo. Pero esto no debería ser lo sorprendente, están, simplemente haciendo bien su trabajo.
Muchos jugadores con un talento impresionante han desperdiciado sus carreras por falta de profesionalismo, por darle más importancia a las redes que al deporte y su trabajo, por rodearse de personas que los llevan a tomar malas decisiones, por managers que solo los ven como una mina de oro. Jugar en equipos top de Europa es como dar clases en las mejores universidades del mundo para un profesor, no todos pueden hacerlo, pero si tienen el talento y la suerte para tener la oportunidad de llegar allá, hay que aprovechar cada momento para demostrar que están ahí porque lo merecen. Todo jugador de fútbol quiere ser parte de la historia del deporte, quiere salir en los libros y en los documentales, quiere ser recordado por su talento y su carrera. Y, desafortunadamente, muchos que tienen las herramientas, el talento y las oportunidades para lograrlo, se convertirán en un buen jugador más, en una estrella fugaz por no saber aprovechar y agradecerle a la vida estar donde están.
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