El fútbol colombiano quedó una vez más en entredicho por el vergonzoso episodio ocurrido en Villavicencio.
Las circunstancias que ocurrieron en el Estadio Bello Horizonte son dignas de una película, pero de las malas, porque los actores no fueron profesionales ni competentes. En los últimos dos minutos de reposición, Llaneros se dejó hacer dos goles para regalarle el ascenso al Unión Magdalena.
Las cosas se dicen como son, evidentes y con pruebas a partir de lo visto en los últimos minutos de juego en la cancha donde juega como local el equipo de la ‘Media Colombia’, cuya reputación ha quedado por el suelo inclusive con los hinchas de su región.
Más allá de la condescendencia por lo ocurrido a Fortaleza CEIF, lo primero a revisar es lo deportivo. ¿Por qué ocurrió esta situación digna de un thriller antideportivo (si es que existe ese género)? Los incentivos a los clubes del fútbol profesional colombiano han existido desde siempre para definir clasificaciones y ascensos en las categorías A y B. En esa situación no media ni el narcotráfico de los 80 ni las mafias de apostadores de las que no hay pruebas, pero tampoco dudas. Muchas veces son los mismos clubes quienes incentivan esas prácticas.
El plantel de futbolistas de Bogotá FC fue incentivado por Unión Magdalena, información de la que no hay pruebas, pero que sí fue conocida por mi persona off the record por parte de un directivo de Fortaleza, comentada a un oficial de Dimayor. En el dolor y el calor por la derrota y de esta situación, entran a jugar muchos elementos de los que no hay pruebas, pero tampoco dudas, como sucede desde que conozco los pormenores del FPC hace 15 años.
Si hablamos de lo deportivo, resulta insólito que Fortaleza CEIF haya dejado ir dos match point, ya que tenía cinco puntos de ventaja como líder y perdió consecutivamente con Unión Magdalena y Bogotá FC (este último como local y ante una asistencia de 1.500 personas). En lo futbolístico, le hizo falta jerarquía y más arrojo a los dirigidos por Nelson ‘Rolo’ Flórez. De esta situación tendrá que haber un análisis serio dentro del club, pero no será mientras la situación siga ‘caliente’ (ojo, no se puede pasar por alto así como así).
Bogotá FC ganó incentivado, sí, pero en franca lid a un Fortaleza que se quedó sin ideas en el segundo tiempo al verse en desventaja, pero lo realmente grave ocurrió en Villavicencio. Por ‘fortuna’ podríamos decir que los árbitros no tuvieron nada que ver en esta situación, pero sí los futbolistas, lo que convierte esta situación en algo muy bajo.
Los extraños goles de los minutos 90’+5 y 90’+6 le dieron el ascenso a Unión Magdalena, pero lo más triste fue la actitud de los futbolistas de Llaneros, que con total desidia permitieron la situación. Los adjetivos tal vez sobran, pero lo que hace falta es saber los porqués. ¿Estímulos del Unión Magdalena? ¿Decisiones de futbolistas cansados a los que no les importa nada? ¿Influencia y dinero de apostadores? Esa será la materia de investigación…
Lo más delicado de todo el asunto de Llaneros es la inversión de dineros públicos en patrocinio que desde la fundación del club (2012) ha hecho entonces alcalde de Villavicencio y hoy gobernador del Meta Juan Guillermo Zuluaga, primero con Pacific Rubiales y ahora con otros capitales privados de la región. Todo el proceso y la imagen del proyecto deportivo de Llaneros Fútbol Club quedaron en entredicho desde este sábado (y de paso el patrocinador del campeonato, la casa de apuestas Betplay).
Ya tanto la Dimayor con su Comisión Disciplinaria como Llaneros mediante una «investigación interna» prometen brindar respuestas. SPOILER: No va a pasar nada. O tal vez sí pase algo, que hayan sanciones de proporciones bíblicas desde Dimayor a quienes decidieron no guardar silencio y alzar su voz por lo que consideran justo: el presidente Carlos Barato, al gerente de Fortaleza CEIF Francisco Serrano y al DT Nelson ‘Rolo’ Florez. Ya le pasó este año al DT del Deportivo Cali, Rafael Dudamel, cuando decidió sacar su tablet. No olvidemos que Unión Magdalena es socio ‘Clase A’ de Dimayor…
Existen antecedentes de sobra de la falta de voluntad política y de autorregulación de los 35 clubes socios de la Dimayor, que cierran una semana nefasta que inició con la investigación de la Superintendencia de Industria y Comercio por vetos en los contratos de futbolistas de 15 clubes profesionales. En el ente rector del fútbol colombiano prefieren poner mordaza y multa a sus propios actores en lugar de sanear una industria que ellos mismos se encargan de maltratar y destruir poco a poco con sus propias decisiones. (Al final dirán que la culpa es de los periodistas, típico).
Basta recordar el 2004 donde Real Cartagena le anotó cuatro goles en 12 minutos a Valledupar FC en un extraño caso donde se definía una final de la B, sin tantos reflectores como ahora, pero igual de escandalosa. Al final, la Comisión Disciplinaria de Dimayor archivó el caso por «falta de pruebas».
¿Dejarán ir la Comisión Disciplinaria y el presidente Fernando Jaramillo de Dimayor esta oportunidad histórica de hacer algo de justicia? Y en ese caso, ¿qué sería lo justo? ¿Qué le regalen el ascenso a Fortaleza? ¿Qué haya un desempate entre Unión y Fortaleza en campo neutral? Ante el reglamento ambos escenarios son muy difíciles, por lo que es lógico que no pase nada y nuestro fútbol siga bajo un manto en el que no existen pruebas, pero tampoco dudas de que la pelota está manchada.
Lo más triste es que al final las felicitaciones son para el Unión Magdalena, y Fortaleza pagará los platos rotos por no haber hecho su tarea (o dar papaya) y todo se irá al olvido como otra ‘sabrosa’ anécdota de nuestro fútbol. ¿Veremos un final diferente?
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