Después del esperado anuncio del sistema de juego quedan muchas preguntas sobre el futuro del fútbol para ellas.
Por: José Gabriel Celis – @josegacel – [email protected]
El sistema de juego planteado por Dimayor es claro, tres grupos de seis equipos que jugarán del segundo fin de semana de abril al último fin de semana de mayo, para regresar a las fases de eliminación directa desde los Cuartos de Final hasta la Final entre el 19 de julio y el 23 de agosto.
La primera conclusión es, ¿cómo se pretende que haya continuidad en los procesos y visibilidad del torneo si las jugadoras únicamente tienen mes y medio de competencia (y salarios) asegurados?
De nuevo, la Liga Femenina durará solo dos meses y medio, lo cual no es suficiente para garantizarle el trabajo a las futbolistas ni tampoco la exposición mediática que requieren para que obtengan más y mejores patrocinios.
Por cierto, la Dimayor cumplió con su firme promesa de que el campeonato se jugará, pero aún no se ha anunciado el patrocinador oficial y sin saberse aún si se cobrará el cheque de 1.400 millones de pesos que dispuso el Ministerio del Deporte para la realización del torneo (y aún es un misterio por qué el fútbol femenino no entró en el jugoso contrato de patrocinio con Betplay).
El éxodo de futbolistas no se debe de ninguna manera a la buena gestión del fútbol femenino, sino a la incertidumbre de la Liga, la cual se convirtió en certidumbre de un torneo con solo mes y medio de contrato y competencia garantizados, siendo este aún un grave problema de equidad de género en el deporte, ante los millonarios contratos que cobran muchos futbolistas en la Liga masculina.
De nuevo, está en los medios independientes la gran responsabilidad de darle visibilidad al torneo, que si bien tendrá partidos televisados será únicamente por el Canal Premium, esperando que el torneo sea impulsado con fechas y horarios a los que la gente pueda asistir.
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