La Tribuna de Bencho: En el lugar equivocado

Los casos recientes de Carlos Queiroz y Juan Carlos Osorio son la evidencia de errores de designación por parte de los dirigentes a la hora de entregar el mando de un plantel de fútbol profesional.

La inminente salida de Carlos Queiroz del cargo de Director Técnico, a raíz de los vergonzosos resultados en los compromisos contra Uruguay y Ecuador ponen en la mesa una pregunta ¿Queiroz era el indicado para asumir el cargo?

Más allá de los rumores de problemas internos entre miembros del plantel y los resultados en sí, es evidente que las decisiones de convocatoria, once inicial y sustituciones no fueron las mejores. El nivel de juego del equipo decreció y la carencia de una idea de juego es evidente.

En este punto, no se puede quitar el merito en el trabajo realizado, pero si podemos analizar varios factores que llevan a que la labor de Queiroz no se refleje en el funcionamiento del equipo.

El desconocimiento de las eliminatorias es innegable, desde ser extremadamente pasivos frente a Uruguay en casa, como ir de frente contra Ecuador sin precauciones subestimando la altura de Quito y al rival, son detalles en los que se falla de forma garrafal.

Podría pensarse en que se están eligiendo mal los jugadores o se están posicionando de forma errada, sin embargo, el problema de fondo es que el sistema de juego y la correspondiente disposición táctica parece ser la incorrecta para nuestros jugadores.

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Desde no comprender la idea del entrenador hasta el simple hecho que el jugador no tiene la habilidad para ejecutar una función específica, causan que todo lo que un técnico tiene en mente nunca se vea en la cancha.

En este punto es en el que debe aparecer la sensibilidad de un entrenador para conocer lo que puede o no hacer un jugador y si se tiene las fichas correctas, es decir, que los jugadores sean los indicados para desarrollar la idea de juego.

Esto último es falla completa de Queiroz, al no conocer la forma de juego colombiana y además sustituirla por un tipo de juego que no se acomoda al estilo de nuestros jugadores.

En retrospectiva, es muy evidente por su trayectoria, que Queiroz propone algo diferente a lo que Colombia sabe hacer, algo que parece no entró en el análisis al momento de elegirlo en el cargo de seleccionador nacional.

Una situación similar ocurrió con Juan Carlos Osorio recientemente en Atlético Nacional. Un sistema defensivo con tres centrales, en las que tuvo que utilizar laterales o mediocampistas, dada la falta de recursos, apuntan hacia el mismo problema, elegir un sistema sin contar con los jugadores adecuados, desvirtuando así, la idea de juego que plantea el DT.

Aunque el problema es ese gap evidente entre recurso y esquema táctico, no se puede creer en la solución simplista de querer que el técnico bien sea de la Selección Colombia o de Atlético Nacional no sean extranjeros, y mucho menos pensar que es garantía de éxito.

Entrenadores extranjeros han sido parte de grandes procesos en el fútbol colombiano, tanto a nivel de mayores como en clubes. La diferencia es que, por un lado, los directivos fueron mas certeros en analizar que existiera esa afinidad entre el juego que plasmó el técnico durante su trayectoria y la identidad del equipo.

En una comparación ligera, pero sencilla, salida de una conversación informal. Usted puede traer al mejor chef del mundo y pedirle que prepare un plato de comida francesa, pero si le entrego los ingredientes para hacer un ajiaco santafereño, es difícil obtener el resultado esperado.

Es claro que tanto en la Selección Colombia como en Atlético Nacional hubo más factores que llevaron en su momento a resultados inesperados, pero es justo ahí cuando el entrenador debe tener la capacidad para proyectar confianza en sus dirigidos.

La Tribuna de Bencho espera que, en ambos casos, se realice un proceso de selección correcto, alejado de los amiguismos y/o intereses particulares. Independiente si es un técnico nacional o extranjero, lo que importa es que sea el adecuado para que aproveche los jugadores con los que cuenta y los resultados positivos regresen.

Rubén Casas

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